venerdì, febbraio 08, 2008

Por si llaman a la puerta

Fiel a su costumbre de no utilizar jamás los timbres, otra más de sus muchas excentricidades, Borderas, supongo, empezó golpeando suavemente la puerta con sus nudillos y al cabo de un rato debió de pasar de la suavidad al franco y directo aporreamiento con sus puños. Y como yo no le abría decidió gritar, primero mi nombre, imagino, y después mi nombre y algún insulto y luego se olvidaría de mi nombre y de su boca saldrían sólo insultos y más insultos, cada vez más imaginativos e irreproducibles. Borderas jamás tuvo mucha paciencia y creo que tras los insultos debió de pasar a las patadas a la puerta, a las embestidas con todo su cuerpo como si de un ariete se tratara y ya por entonces todo él sería una fuerza bruta descontrolada, le veo con su cara enrojecida, con esa gigantesca vena que se le marcaba en el cuello en sus momentos de más furia y cuyo estrepitoso reventón imaginé tantas veces. Y afirma la autopsia que al final atacó la puerta de mi casa con salvajes trompazos de su propia cabeza, tan sólida que parecía sobre ese cuello de jugador de rugby y que al final no debió de ser tan sólida como imaginábamos porque como todos sabéis acabó fracturándose el cráneo y los derrames internos fueron incontrolables. Estoy seguro de que su último pensamiento antes de derrumbarse en la acera fue el de maldecirme por no abrirle la puerta, sin pensar, siempre impetuoso Borderas, que quizá yo no estuviera en casa.
Cuando llegué aún vivía o mejor sería decir que aún se estaba muriendo entre sanitarios, ambulancias, policías y curiosos que admiraban sin recato la gran mancha de sangre todavía fresca estampada en mi puerta y la ya deforme cabeza de Borderas agonizante. Me vio aún y en su último esfuerzo se llevó la mano al bolsillo para entregarme unos papeles.

-Te llevaba esto. ¿Dónde estabas? -silabeó con inhumana dificultad.
-Fui al médico -dije.

No dijo más. Miró al cielo y se murió. Tomé los papeles de Borderas y vi que se trataba de un par de folios mecanografiados con un sugerente título: “Toda la verdad de mis excentricidades”. Un sanitario pidió que me apartara, otro me empujó si querer, un policía me tomó de un brazo para hacerme unas preguntas, vi un flash y luego otro y otro y supuse que los chicos de la prensa ya habían llegado al lugar del suceso y entre una cosa y otra me di cuenta de que ya no tenía en mis manos los papeles de Borderas y que jamás podría saber el por qué de sus excentricidades, ni siquiera de la última, la que le llevó a la muerte delante de mi casa. Desde entonces jamás voy al médico, no sea que un amigo vuelva a llamar a la puerta. Otra de mis excentricidades, supongo.

9 Comments:

Anonymous Anonimo said...

Estoy impresionado, no he podido evitar imaginarme al que fue tu amigo el Borderas abriéndose la cabeza con el fin de entregarte una carta, le he puesto la cara de mi amigo el Mortadela, fiel y cabezón, sólo comía bocadillos de mortadela en el recreo, los días buenos con aceitunas. Me ronda la duda de si no sería una carta de suicidio...(impresiona leer esto de buena mañana, y me imagino que escribirlo sólo puede ser fruto de una resaca de cojones,?)Un saludo con cariño, de un malagueño que te lee de vez en cuando.;-)

10:04 AM  
Blogger SBP said...

¡qué buen comienzo de novela!

12:21 PM  
Blogger Raquel said...

Si esto me hubiera pasado a mí la carta de Borderas sería de mi médico y diría algo así como:

"No se moleste en venir a consulta, hoy tampoco le voy a hacer ni caso".

Siempre he creído que tener una buena excusa para no ir al médico era muy necesaria. La tuya me parece inmejorable.

2:00 PM  
Blogger Miroslav Panciutti said...

Pobre Borderas. Recibe mi más sentido pésame pero, una vez superado el dolor, ponte con ahínco a buscar los papeles del difunto. Otra cosa sería un grave desacato a su memoria. Saludos.

9:22 PM  
Blogger Zafferano said...

Beh, piú che eccentrico direi che era un po' matto questo Borderas. Stai attento anche tu con le eccentricitá, che alla fine il tuo amico ha dovuto visitare al medico...

Un bacetto

11:43 PM  
Anonymous Anonimo said...

Zaffe... ¿qué tá pasao en la boca?

Mil perdones por entrar así en tu casa, pero no he podido evitarlo. Para lo de Borderas siempre ha sido muy útil forrar las puertas de papel de embalar, de esos de bolitas que explotan. Queda un poco ridículo estéticamente, pero sólo al principio. Luego la gente se acostumbra y acaban poniéndolo en todas sus puertas. Piensa que así habrás salvado muchas otras vidas, in memoriam.

Besotes.

6:28 PM  
Blogger Unknown said...

Siempre me parecen geniales tus relatos y tu forma de escribir.... Me enganchan.

Salut company.

9:38 AM  
Blogger Jen said...

"inhumana dificultad"...



Sóc una nena atrapada en el cos d'una noia de gairebé 25 anys


:(



Mua!

1:31 PM  
Blogger Jen said...

Bueno, en el cos no perquè tal i com tu dius i altres diuen, no aparento la meva edat. Diguem-ne que estic atrapada a la "realitat d'una noia de 25 anys"

1:33 PM  

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