venerdì, maggio 25, 2012

La vejez y los paraguas

Leo en uno de esos estupendos cuentos sobre niños rurales que escribió Ana María Matute:

"No se amanece viejo un día cualquiera. Se iba uno a la vejez sin sentirlo, sin saberlo, sin edad concreta. Sin remedio. Y no había ningún día fijo en que empezara la vejez. Esto era lo insoportable".

¡Pero bueno! ¿No se decía siempre que eso era lo bueno? ¿La indeterminación, el envejecimiento progresivo? ¿Su lentitud? Ahora resulta que no. Acabáramos.
Por cierto, leo en la wikipedia que el padre de Ana María Matute fundó en Barcelona una fábrica de paraguas, Matute SA, que aún existe. He imaginado la salvaje lucha comercial que mantenían los paragüeros barceloneses. Los Matute, los Budesca... ¿Había otras dinastías? ¿Se odiaban? ¿Hubo Romeos y Julietas? ¿Hubo muertos? ¿Tanto llovía entonces? El tema da para un best-seller.

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2 Comments:

Blogger M. said...

Recordé más de un combate de esgrima con paraguas... y es que tienen ese no se qué que lo inclina a uno a la beligerancia.

10:15 PM  
Blogger C. B. said...

Hay días en que me siento como de mil años. Son los días en que llueve y sé de antemano que perderé por enésima vez el paraguas.

9:16 PM  

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