lunedì, maggio 16, 2005

Espuma Seca Hurra

Cuando las deudas empezaron a acuciarme, respondí a un anuncio en la prensa de la multinacional Procter & Gambler en el que se solicitaba un redactor para su departamento de publicidad. Ante mi sorpresa, mi currículum sedujo al director de personal de la compañía, el señor Alcides Deulofeu. Procter & Gambler necesitaba un redactor para la absurda tarea de escribir la historia de uno de sus productos estrella, la Espuma Seca Hurra, que estaba a punto de cumplir sus primeros cuarenta años ininterrumpidos de éxitos en las droguerías de todo el país.

-Supongo que conoce usted el producto -me dijo Deulofeu en su despacho.
-¿La Espuma Seca Hurra? -dije yo.
-Sí. ESH, como la llamamos nosotros.
-Pues sí, de niño jugué mucho con ella -recordé.

Deulofeu me miró severamente.

-La ESH no es algo que nosotros nos tomemos frívolamente.
-No, no, ni yo -afirmé- Dios me libre.
-¿Qué aspectos destacaría de ella? -preguntó.
-Bueno... Dentro de la familia de las espumas citaría su carácter de sequedad -improvisé.
-En efecto -asintió Deulofeu- Desearíamos que hiciera hincapié en ese concepto.
-Esa era mi intención -afirmé sumiso.

Hablamos un buen rato, acerca de cómo quería la empresa que fuera “La Gran Historia de la Espuma Seca Hurra”. Pese a los titubeos iniciales, entre Deulofeu y yo hubo química, y de la Espuma Seca Hurra pasamos a comentar otros productos de Procter & Gambler, como el matacucarachas Raid Max o la Cera Alex, y como colofón Deulofeu hasta me reveló algunas picantes historias de la juventud de los señores Harry Procter y Wilson Gambler.

-¡Menudo estaba hecho el señor Gambler! -me dijo, riendo a mandíbula batiente y secándose las lágrimas, tras explicar una rica anécdota de aquel pionero de las espumas secas.
-¡Eran hombres hechos de otra pasta! -admití, riendo también.

Al final Deulofeu me propuso tomar una copa.

-Así le cuento la historia del Quitamanchas Cebralín -me dijo.

Acepté, por supuesto, pues en aquella época no rechazaba jamás una copa. Pero de una copa pasamos a una segunda, y de esa, a una tercera. Luego Deulofeu dijo que conocía un nuevo restaurante donde preparaban unos ñoquis excelentes, y allí comimos ñoquis y cangrejos y bebimos buenos vinos y ya desde que nos sirvieron los cangrejos aquel buen hombre se había olvidado de Procter & Gambler y había entrado en el terreno de las confidencias, hablándome de Abigail, su mujer, y de sus tres hijos, y de su chalet adosado en Viladecans.

Del restaurante nos fuimos a la Discotheque Zafiro 3, donde Deulofeu se dejó caer como derrotado en un sofá de ruidoso skay naranja, sin hacer caso ni a la buena música del local ni a las muchachas que bailaban en la pista mostrando sus metálicos ombligos. Deulofeu permaneció callado un buen rato y por un momento pensé que quizá se había quedado dormido. Al final, sin embargo, se reincorporó, no sin dificultad y poniendo su brazo izquierdo en mi espalda, me dijo:

-Estoy desesperado. Abigail quiere el divorcio.
-Lo siento -dije.
-Si me deja, me mataré -afirmó Deulofeu, con lágrimas en los ojos, antes de desmoronarse definitivamente, borracho como una cuba, en aquel sofá.

Con la ayuda de los guardias de seguridad de la discoteca pude llevarle a su coche y allí le dejé, bien abrigado y bien dormido. Me fui a casa en taxi y al día siguiente llamé a Procter & Gambler para comunicar que no podía aceptar su oferta de empleo, dado que debía viajar inesperadamente a los Países Bajos a visitar a un familiar. El señor Deulofeu no estaba esa mañana, me dijo su secretaria, pero que tomaban nota.

1 Comments:

Blogger Jordi said...

He de dir que la Espuma Seca Hurra no pertany a Procter & Gambler, sinó a la companyia Reckitt & Colman. Tampoc sé exactament perquè serveix la Espuma Seca Hurra. Tinc a casa un pot, però de fet ja hi era quan vaig anar a viure en aquest pis. L´anterior inquilí tampoc devia saber perquè servia i per això el devia abandonar. Però és molt divertit fer-lo servir, es una espuma superguay. Algun dia miraré d´afaitar-me amb Espuma Seca Hurra.

1:37 AM  

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