martedì, maggio 23, 2006

Acabó la asombrosa impunidad

A un pariente mío le dolía un poco la rodilla y pese a mis prudentes consejos acudió al médico, de donde salió con una estricta prohibición de tomar carnes rojas, pescados azules, frutas verdes, postres amarillos y blancos helados y, por supuesto, cualquier tipo de alcoholes. Lo lamento. Yo, que desde mi juventud estoy castigado a varias extrañas dietas y desterrado para siempre del mundo del alcohol, cada vez que comía con este pariente mío contemplaba con envidia su pantagruélico estilo de engullir y beber y pensaba en ese comentario de Lytton Strachey sobre no recuerdo qué personaje, alguien que “bebía y comía con asombrosa impunidad”.

6 Comments:

Blogger Cabeza Mechero said...

Hace un par de años en una revisión médica rutinaria me preguntaron por mis hábitos tabaquícos, alimenticios y alocoleros. Obviamente mentí en todos ellos; por ello fue mayor mi sorpresa cuando me recomendaron que suprimiera algunos de ellos y rebajara otros. Los médicos prohiben de oficio, saben de antemano que mentimos como bellacos. Imposible estar del todo sano en un país como este, de celebración casi diaria.

1:54 PM  
Blogger Jen said...

pero no entiendo, como si le prohibieron todo ello seguía bebiendo y comiendo con total impunidad?

8:03 PM  
Blogger Lilith said...

por motivo de una enfermedad infantil me detectaron un principio de diabetes que había que vigilar y me pase un año sin chocolate.Ahora prefiero tres tabletas de chocolate que cualquier otra cosa, asi que para eso sirven las prohibiciones, para comerter salvajadas cuando te las quitan.¡¡Viva el chocolate!!¡¡Y el de fumar tambien!!

11:44 PM  
Blogger Jordi said...

Diríase que todos estamos enfermos. Germaneta, el pariente comía y bebía con asombrosa impunidad antes de la prohibición, por supuesto.

9:52 AM  
Anonymous Anonimo said...

Decía Swift que no consideraba que la vida tuviera un gran valor, pero la salud sí valía mucho. Por lo que a mí respecta, trabajo por la vida y por la salud de cada día tan a menudo y casi tantas horas como trabaja alguien para ganarse su pan, y como cualquier trabajador corriente sólo gano lo justo para sentir que sobrevivo con alegría.

V-M

9:55 AM  
Blogger Jordi said...

Sobrevivir con alegría no es que sea mucho, es que es todo.

10:59 AM  

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