Comimos fuera
Las múltiples enfermedades que han aquejado a Umbrello y a la Nueva estas últimas semanas parecen empezar a remitir y, para celebrarlo, ayer fuimos a comer fuera de casa. Mientras esperábamos el primer plato la Nueva puso de repente cara de susto y me preguntó:
-¿Cogiste las pastillas?
No las había cogido, claro está, pero entre el sofoco de la Nueva y mi lamentable olvido me dio por pensar que, en estos tiempos tan modernos en que vivimos, no estaría de más que los mejores restaurantes pusieran a disposición de sus clientes, además de la carta de platos y de vinos, el carro de repostería y el de quesos, los cafés y los puros, una carta de medicinas. Ya me veo ojeándola:
-Yo tomaré Tegretol.
-¿Y la señora?
-Una copita de Bisolvón, por favor.
-¿Cogiste las pastillas?
No las había cogido, claro está, pero entre el sofoco de la Nueva y mi lamentable olvido me dio por pensar que, en estos tiempos tan modernos en que vivimos, no estaría de más que los mejores restaurantes pusieran a disposición de sus clientes, además de la carta de platos y de vinos, el carro de repostería y el de quesos, los cafés y los puros, una carta de medicinas. Ya me veo ojeándola:
-Yo tomaré Tegretol.
-¿Y la señora?
-Una copita de Bisolvón, por favor.