La Rueda de la Muerte

Nunca me ha gustado el circo. Para ser exactos, siempre lo he odiado. En algún lugar de este blog lo expliqué en su día. Desde pequeño me pareció un espectáculo decrépito, roñoso y falto de toda la poesía que se le atribuye en los tópicos al respecto. Pero esto... esto es diferente. Lo vi el otro día por la tele: es el número de la Rueda de la Muerte del espectáculo Kooza, del Cirque du Soleil. El video es largo; dura casi diez minutos y por tanto rompe con la norma primera de lo que, para mí, debe ser un blog atractivo: la brevedad. Pero os aconsejo que no dejéis de verlo. Es un crescendo de emociones. Casi como el fútbol, vaya.

Tiempo libre

Fratello lleva poco más de un mes entre nosotros. La Nueva, Umbrello y yo nos estamos acostumbrando a él, o él a nosotros. Parece un bebé silencioso -mucho más de lo que fue el estridente Umbrello- pero quién sabe si eso no es más que una falsa apariencia y no acabará convirtiéndose de repente en un muchachito charlatán. Umbrello, de momento, le observa con esperanzadas reservas, la Nueva le alimenta sin descanso y yo hago lo que puedo, como siempre. En cualquier caso, me da la impresión de que el tiempo libre, el que me permitía mantener este blog, por ejemplo, ha desaparecido para siempre. Leer es un lujo del que ya sólo puedo disfrutar en mis breves viajes diarios en metro. A propósito: esta mañana leía un apolillado cuento de Henry James. En una mansión victoriana cenaban una ceremoniosa familia y sus invitados. Al terminar, las elegantes señoras con sus espectaculares vestidos se retiraron a sus habitaciones “entre un susurro de faldas”. Magnífico.