giovedì, settembre 28, 2006

En Cuenca

La Nueva y yo estuvimos en Cuenca al volver de Nueva York (pasando por Teruel; el recorrido típico, vaya). Y lo que no nos sucedió ni una sola vez en Nueva York nos ocurrió en Cuenca: nos perdimos. Tuvimos que preguntar por una dirección a un señor que, muy amablemente y sin que se lo pidiéramos, expuso todo tipo de detalles sobre el origen, las características y la singular belleza del sitio al que queríamos ir. Pero su primera frase había sido “tienen que seguir por esa calle hasta encontrar la casa de color almazarrón” y a partir de ahí yo me desanimé, convencido de que que jamás encontraríamos esa casa ni llegaríamos a nuestro destino pues ignorábamos cuál es el color almazarrón y sabía que no nos atreveríamos a preguntarlo.

PD: Ahora sé que el almazarrón es el óxido rojo de hierro, pero no sé si volveré a Cuenca para buscar esa casa que hay que buscar para no perderse.

1 Comments:

Blogger Cabeza Mechero said...

Hace poco pregunté a una kiokera por una calle, en una ciudad extraña, la respuesta fue; baja por la avenida ancha y gira la primera a la derecha. Lo sorprendete es que allí todas las avenidas eran anchas, tan anchas que había que cruzarlas de varias veces. ¿Pretendería la kioskera que midiera todas a pasos? ¿o a palmos? Obviamente, también me perdí. Seguramente si hubiera escogido la más ancha, hubiera llegado a ver alguna casa colgante de color almazarrón en el mismo centro de Nueva York.

Un saludo!

3:07 PM  

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