giovedì, aprile 12, 2007

Recuerdo ajeno

Mi suegro, si es que tengo derecho a llamarle así porque la Nueva y yo nunca nos hemos casado y por tanto mi suegro y yo nunca hemos hecho papeles, me contó que durante la Guerra Civil uno de los bombardeos sobre Barcelona destruyó la casa en la que vivía con sus padres. Una parte del edificio, sin embargo, quedó en pie y en uno de los pisos altos una enorme cama de matrimonio de hierro forjado quedó suspendida sobre el abismo. Y como el solar permaneció en ruinas durante algunos años, algo habitual en la inmediata posguerra, la enorme cama se mantuvo en su inestable posición a la vista de todo el mundo.
Durante años, el niño que sería mi suegro pasó cada día en tranvía por delante de las ruinas de la que había sido su casa. Y un día, ya a mediados de los cuarenta, justamente cuando desde el tranvía contemplaba una vez más esas ruinas y recordaba aquel día en que cayó la bomba, la cama decidió dejarse caer con un estrépito mil veces aplazado.

4 Comments:

Anonymous Anonimo said...

Las camas de antes si que sabían caer, no como las de ahora que ni caen ni estrepitan ni nada!

2:47 PM  
Blogger SBP said...

tal vez era una cama impregnada de polvos mágicos y cuando ya el tiempo borró todos los vestigios, la venció la gravedad con toda su magnitud.

10:16 AM  
Anonymous Anonimo said...

Sorprendente casualidad. Bonita historia la de tu suegro.

2:35 PM  
Anonymous Anonimo said...

una cama con 4 patas donde duermen 2 personas con 2 piernas. Si una falla, la cama ya no se aguanta, si las dos ya no duermen, la cama se cae.

2:33 PM  

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