La muñeca para los niños
A mi paso, la muñeca cayó de su estante en la tienda de aquella estación de servicio como si un invisible resorte la hubiera empujado. La recogí para devolverla a su sitio. Y entonces pensé:
-A Umbrello y Fratello les gustará. Las cosas no suceden porque sí.
Así que me acerqué a la caja y le dije a la dependienta:
-Cóbreme la gasolina y la muñeca.
-Hace bien en comprarla -dijo ella.
-¿Por qué? -pregunté intrigado.
-Vi que se cayó delante suyo. Las cosas no suceden porque sí.
Volví al coche medio trastornado.
-He comprado esto para los niños -expliqué a la Nueva sin revelar la coincidencia entre mis pensamientos y los de la cajera.
En cualquier caso, a día de hoy Umbrello apenas presta atención a la muñeca y Fratello la ignora directamente. Pero las cosas no suceden porque sí, claro está, claro está.
-A Umbrello y Fratello les gustará. Las cosas no suceden porque sí.
Así que me acerqué a la caja y le dije a la dependienta:
-Cóbreme la gasolina y la muñeca.
-Hace bien en comprarla -dijo ella.
-¿Por qué? -pregunté intrigado.
-Vi que se cayó delante suyo. Las cosas no suceden porque sí.
Volví al coche medio trastornado.
-He comprado esto para los niños -expliqué a la Nueva sin revelar la coincidencia entre mis pensamientos y los de la cajera.
En cualquier caso, a día de hoy Umbrello apenas presta atención a la muñeca y Fratello la ignora directamente. Pero las cosas no suceden porque sí, claro está, claro está.