Fraile
Seguro que no era su intención pero, al morir, Medardo
Fraile me obligó a constatar una vez más mi vasta incultura. No es que yo no
hubiera leído ninguno de sus libros; es que ni siquiera sabía que existía este escritor.
Fraile murió hace unos pocos días en Glasgow y los diarios han hablado de un
cuentista excepcional, adscrito a una difusa ‘generación del 50’. Ignacio Aldecoa, que aquí ha aparecido un par de veces en
los últimos meses, por influencia de la desechería urbana, sería quizá uno de sus representantes más destacados. Bueno, de Medardo Fraile sigo sin leer nada, solo
una entrevista que concedió a ‘El País’ en 2004 y que el diario ha rescatado
con motivo de su fallecimiento. Una de sus respuestas, una reflexión sobre sus propios
cuentos, me encantó: “A mí me gustan los cuentos en los que aparentemente no ocurre
nada. Aparentemente. Cuando me dicen: "Es que ahí no pasa nada";
digo: "Bueno, pasa lo que no pasa". Y uno siente esa falta. Si eres
muy obvio te sale un cuento decimonónico, muy atado pero sin espacio para el
lector. El lector debe quedarse con la idea de que él podría acabar la historia”.