mercoledì, dicembre 19, 2007

En clase




















Suelo acompañar a la Nueva a sus clases de preparación para el parto. La maestra, por llamarla de alguna manera, es una anciana comadrona que por su edad podría haber asistido al parto de Napoleón pero que, sin embargo, maneja con soltura las nuevas tecnologías como el power-point o la fotocopia. Suponiendo sabiamente que conocíamos la práctica pero que lo ignorábamos todo de la teoría de la concepción, el otro día la anciana dedicó la clase a iluminarnos sobre el aparato reproductor de la mujer y nos introdujo en los misterios del cérvix, los secretos del útero o las curiosidades del fórceps. En una pantalla nos mostró una imagen similar a la que preside este post.
Armada de una batuta, la maestra nos fue indicando las distintas partes del aparato reproductor, sus usos y finalidades y mi mente fue apartándose rápidamente de su discurso y, como solía hacer en mis tiempos colegiales, empecé a pensar en el fútbol, en el recreo, en alguna historia rara. En mis cosas, vaya. Y, al final, la maestra pronunció la frase fatal:

-Vamos a hacer un repaso. A ver, ¿cómo se llama esta parte?

Y su batuta me señaló a mí.

-Tú, futuro papá. ¿Cómo se llama esta parte? -insistió.

Y yo, consciente de que lo que iba a decir marcaría un antes y un después en la vida de esa abnegada mujer, exclamé:

-El buche.

Fue así como conseguí lo que nunca había logrado en mis tiempos colegiales, cuando mis maestros solían confundir mi habitual mirada ausente con diligente atención a sus aburridos discursos: que me echaran de clase. Salí feliz y rebelde del aula, oyendo a mis espaldas, entre las risas generales y alguna absurda muestra de reprobación, las cada vez más salvajes carcajadas de la Nueva, que pronto me acompañó, castigada por reírse, en mi exilio en el pasillo.
Posted by Picasa

mercoledì, dicembre 12, 2007

Paseo navideño

La Nueva y yo tenemos un inacabable hatajo de sobrinos y ayer decidimos pasar la tarde de compras en busca de regalos navideños para ellos. Para orientarnos nos hicimos con la lista de juguetes que habían mandado a los Reyes Magos: eran en su mayoría extraños artefactos con raros nombres como “Mortal Kombat”, “Fucking Girl” o “Kill the Uncle George”. Es decir, cosas cuya simple compra ya va más allá de mi limitado alcance. No quise ser tan cruel como la Nueva, que propuso vengativamente regalar juguetes educativos, así que compramos balones y muñecas como cada año.
El caso es que, paseando entre juguetería y juguetería, fuimos a parar a la Plaça Sant Jaume donde, como cada año, el ayuntamiento monta un belén para el disfrute y goce de los ciudadanos. La Nueva me dijo alegremente:

-!Vayamos a ver el belén!
-Seguro que es un truño -dije yo con mi habitual espíritu navideño.

Pero por supuesto la Nueva insistió y yo no pude negarme, así que nos paseamos ante el belén que este año está patrocinado por Endesa, la fraudulenta compañía que el pasado verano dejó sin electricidad a media ciudad durante una semana entera. Si Endesa invierte en mantenimiento lo mismo que en el belén, aquel accidente se explica por sí solo. Y es que el belén navideño, como yo ya había imaginado, es un auténtico truño.

-Ciertamente es una mierda -dijo irreverentemente la Nueva ante San José.

Y tras cumplir la ancestral tradición barcelonesa de afirmar que el belén del año pasado “sí que era bonito” (lo cual es falso), proseguimos nuestro camino y nos dirigimos al Portal de l’Àngel, repleto como siempre de miles de incautos que pretenden pasear cómodamente. Entre apretujón y apretujón me fijé por primera vez en las luces navideñas de la calle y, al notar el tacto de la mano de la Nueva en la mía propia pensé con temor:

-A ver si la pierdo ahora a ésta.

Y me sentí como Pepe Isbert perdiendo a Chencho.

PD: Para los más jóvenes informaré que Pepe Isbert y Chencho eran personajes de una película que Televisión Española emitía cada año por Navidad, como Ben-Hur por Semana Santa. El argumento provocaba lágrimas de principio a final: Pepe Isbert se asomaba a la azotea de su casa y, accidentalmente, una teja se desprendía y golpeaba en la cabeza al gobernador, que justamente en ese momento paseaba por la calle. En castigo, las autoridades encerraban a Chencho en una leprosería y mandaban a Pepe Isbert a galeras. No revelaré el emocionante final, solo diré que aparecían Jesucristo y José Luis López Vázquez, este último en el papel de abnegado tío. Como yo.

lunedì, dicembre 10, 2007

Tuve otro ataque de sentimentalismo

Etichette:

venerdì, dicembre 07, 2007

Discusión

La otra noche fuimos al concierto de Flash y Ponyboy. Queríamos oír nuevamente sus canciones, pero había tanta gente que apenas pudimos entrar. Es el problema de los locales pequeños: si tienen éxito es un fracaso. Pero bueno, la Nueva y yo charlamos con éste y con aquella. Con Flash insistí absurdamente en hablar de bicicletas estropeadas y luego volvimos andando -la Nueva y yo- hacia casa. Al llegar salí al balcón a fumar el último cigarrillo de la noche y vi que en la calle, siete pisos más abajo, una pareja se discutía a gritos. Es una escena que he visto a menudo y pensé que las vísperas de festivo, de madrugada, debe ser el momento ideal para discutirse con tu ser amado. No estaba seguro, porque la Nueva y yo apenas nos discutimos: a veces ella protesta un ratito si yo digo tal o protesto yo otro ratito si dice ella cual, pero jamás habíamos llegado a las grandes palabras. Hasta esa misma noche.
Terminé mi cigarrilo y le dije a la Nueva:

-Me gustaría tener una bola de cristal que pudiera leer el pasado.
-¿Y qué harías con ella? -preguntó.
-Averiguaría si tú y yo habíamos coincidido o nos habíamos visto alguna vez antes de que nos conociéramos -le expliqué.
-¿Y eso?
-Es que me gustaría saber cuánto tiempo perdimos antes de estar juntos.
-Qué bobo eres -dijo.
-Y tú qué -dije yo agriamente.
-A la cama, que es tarde -dijo ella imperativa para cortar esa sangrienta discusión.

Creo que la conversación con Flash sobre las bicicletas estropeadas me había alterado. No volveré a sus exitosos conciertos. Para los fracasados, puede contar siempre conmigo.

PD: Vanbrugh me hace notar que el uso reflexivo que hago del verbo "discutir" ("una pareja se discutía") es como mínimo original, por no decir incorrecto. Ignoro dónde aprendí esa incorrección. En cualquier caso, gracias. No he corregido el texto para que quede constancia para la posterioridad uno más de mis muchos y originales errores. Eso sí, aceptaréis que incluso cuando me equivoco soy reflexivo.

martedì, dicembre 04, 2007

Poetomancia

A propósito del último post, Pájaro Gopita (¡gracias!) nos informó de la existencia de la ‘poetomancia‘, un juego practicado a menudo por Julio Cortázar como nos cuenta en esta entrevista que he encontrado ahí por la red y que cito con todo el morro:

“...ese cuento que se llama Satarsa, el personaje trata de ver lo que está sucediendo y lo que le puede suceder a través de juegos de palabras, eso no parece muy serio, pero usted sabe que la magia de las palabras es una de las formas que se cultivan desde la más alta antigüedad, y entonces ahí hay una referencia muy directa a uno de los grandes juegos que ha jugado siempre el hombre, a través de la Cábala por ejemplo, y a través de todas las posibilidades de adivinación, a través del idioma y por medio del idioma. Hay un viejo juego, que yo sigo practicando con resultados que me asombran, que es lo que alguien llamó la ‘poetomancia’. O sea, tomar un libro de poemas, cualquier libro de poemas, cerrar los ojos, abrirlos y poner el dedo en un verso y leer ese verso; es impresionante la cantidad de veces que en mi caso, me iluminan un futuro inmediato o me aclaran un pasado o me muestran cuál es mi presente, entonces, ¿cómo no creer
en el poder del lenguaje cuando ese simple juego se vuelve una cosa seria?”.

Por supuesto, he hecho la prueba. Como ya he dicho alguna vez no soy muy amante de la poesía, así que no tengo muchos libros de ese género. Pero alguno sí y lo he abierto al azar, pero el verso que ha señalado mi dedo a ciegas sólo habla del rey don Sancho. Supongo que elegir el Poema del Mío Cid ha sido un error.

Etichette: ,