Niños e Impuestos
Diré muy brevemente que, pese a las convicciones que hasta hace poco hemos defendido, la Nueva y yo deseamos tener un niño. Con ese objetivo llevamos unos pocos meses aplicando los métodos tradicionales. Los de siempre, vaya, los que aparecen hasta en la Biblia: el conocimiento carnal entre hembra y varón sin impedimentos para engendrar y procrear. Dicho así suena hasta como un castigo, pero es bastante divertido. Para optimizar nuestros trabajos, la Nueva se ha convertido en experta en algunos arcanos del niñamiento como el periodo de ovulación o la temperatura basal. Sin embargo, nuestros esfuerzos y sudores no han tenido aún recompensa. Ese es uno de los problemas que nos ocupa en las últimas semanas.
Diré también, y también muy brevemente, que la otra grave preocupación que nos ha ido acuciando a la Nueva y a mí últimamente es el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, eso que popularmente se llama La Declaración o La Renta, cuyo plazo de entrega final se avecinaba a pasos agigantados ante nuestra monumental indolencia.
Ayer solventamos el segundo problema e incluso teníamos fundadas esperanzas de haber solucionado también el primero, pues la Nueva se sentía como la RENFE y me anunciaba grandes retrasos. Pero esta mañana la he visto salir del lavabo con rostro compungido y, sin que ella me dijera nada, he comprendido la triste noticia.
-Te ha venido la Renta, ¿verdad? -he dicho.
Tras unos segundos de estupor, su tristeza se ha convertido en risa y, tras aclararme ella mi involuntario lapsus linguae, he unido mis risas a las suyas y, a las siete de la mañana, hemos tomado un vermouth Yzaguirre para ahuyentar cualquier atisbo de tristeza que aún pudiera quedar.
Diré también, y también muy brevemente, que la otra grave preocupación que nos ha ido acuciando a la Nueva y a mí últimamente es el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, eso que popularmente se llama La Declaración o La Renta, cuyo plazo de entrega final se avecinaba a pasos agigantados ante nuestra monumental indolencia.
Ayer solventamos el segundo problema e incluso teníamos fundadas esperanzas de haber solucionado también el primero, pues la Nueva se sentía como la RENFE y me anunciaba grandes retrasos. Pero esta mañana la he visto salir del lavabo con rostro compungido y, sin que ella me dijera nada, he comprendido la triste noticia.
-Te ha venido la Renta, ¿verdad? -he dicho.
Tras unos segundos de estupor, su tristeza se ha convertido en risa y, tras aclararme ella mi involuntario lapsus linguae, he unido mis risas a las suyas y, a las siete de la mañana, hemos tomado un vermouth Yzaguirre para ahuyentar cualquier atisbo de tristeza que aún pudiera quedar.
5 Comments:
Venía yo aquí pensando en la Alemania Nazi (no me preguntes por qué) y me encuentro con esta sorpresa.
Pues te diré que los niños nunca salen a devolver, siempre a pagar y que, por suerte, la Renta es anual, no mensual.
(por si tu lapsus es mayor del que aparenta)
Se sentia como la RENFE xD bueno, pues nada, ánimo, a seguir y con un poquito de suerte os llevais 2500€ para contrarrestar lo de la renta.
Bueno, mucho ánimo y a tomárselo con humor que es lo mejor ;)
Saludos
Pues yo estaba pensando que cuando el pequeño o pequeña Vidal-Pena empiece a conocer a sus padres...
va a flipar.
Besos enormes para los dos.
Hi nice reading your ppost
Posta un commento
<< Home