giovedì, ottobre 09, 2014
martedì, febbraio 28, 2012
Bajo la lluvia
En ocasiones uno empieza a leer un libro y su primera frase le azota en la cara como un huracán o le acaricia la mejilla como solo podría hacerlo la mano de un ser amado. No suele ocurrir, pero a veces sí, y por supuesto esas sensaciones son absolutamente personales e intransferibles. Me ocurrió ayer con la primera frase de Elena, de Evelyn Waugh:
"Una vez, hace mucho tiempo, aun antes de que tuvieran nombre las flores que resistían y se agitaban al pie de las murallas barridas por la lluvia, cerca de una ventana del piso alto de una casa estaban sentados una princesa y un esclavo que le leía un cuento que ya entonces era viejo".
Soy muy poco dado a las ensoñaciones pseudohistóricas, pero leí eso e inmediatamente me sentí transportado a no sé dónde y vi esas flores que se agitaban bajo la lluvia, vi mis pies mojados sobre la hierba, sentí frío y vi las oscuras murallas. En fin, cosas mías. Decía que a veces uno descubre una de esas maravillosas primeras frases; luego, lo que sigue quizá estará a la altura o quizá no. Depende.
"Una vez, hace mucho tiempo, aun antes de que tuvieran nombre las flores que resistían y se agitaban al pie de las murallas barridas por la lluvia, cerca de una ventana del piso alto de una casa estaban sentados una princesa y un esclavo que le leía un cuento que ya entonces era viejo".
Soy muy poco dado a las ensoñaciones pseudohistóricas, pero leí eso e inmediatamente me sentí transportado a no sé dónde y vi esas flores que se agitaban bajo la lluvia, vi mis pies mojados sobre la hierba, sentí frío y vi las oscuras murallas. En fin, cosas mías. Decía que a veces uno descubre una de esas maravillosas primeras frases; luego, lo que sigue quizá estará a la altura o quizá no. Depende.
Etichette: Empieces, Evelyn Waugh
giovedì, luglio 13, 2006
It was a dark and stormy night
Quizá recordaréis (o quizá no) que Snoopy siempre inicia sus novelas con la frase “Era una noche oscura y tormentosa” (“It was a dark and stormy night”). Muy famosa en inglés como paradigma de la mala literatura, es la frase inicial de la novela Paul Clifford, escrita en 1830 por Edward George Bulwer-Lytton. Desde hace años, la Universidad de San José organiza el Concurso Bulwer-Lytton para premiar a los peores inicios de novelas imaginarias. Hace pocos días se concedió el premio anual, que recayó en el señor Jim Guigli por esta tremenda primera frase:
“El detective Bart Lasiter se encontraba en su oficina analizando la luz que entraba por una ventana, cayendo sobre su superburrito, cuando se abrió la puerta y apareció una mujer cuyo cuerpo decía “te has comido tu último burrito por ahora”, cuyo rostro decía “los ángeles sí existen”, y cuyos ojos decían que ella podía hacerte cavar tu propia tumba y lamer la pala hasta dejarla limpia”.
Sin embargo, en opinión del señor Adam Cadre los trabajos presentados al Bulwer-Lytton suelen ser demasiado extensos y farragosos. Así que, en el año 2000, Cadre creó el Concurso Lytton-Lytton, que sólo acepta originales de una extensión máxima de 25 palabras. Entre los premiados por el Lytton-Lytton desde entonces se encuentran maravillas como éstas:
“Monica had exploded, and I had a mystery, and pieces of her pancreas, on my hands”
(“Mónica había explotado, y yo tenía un misterio y pedazos de su páncreas en mis manos”)
“Dr. Metzger turned to greet his new patient, blithely unaware he would soon become a member of a secret brotherhood as old as urology itself”
(“El Dr. Metzger se dio la vuelta para recibir a su nuevo paciente, totalmente ignorante de que pronto se convertiría en miembro de una secreta hermandad tan antigua como la urología misma”)
Si deseáis consultar las frases vencedoras de años anteriores (o participar en la próxima edición), aquí tenéis los links de ambos concursos:
Concurso Bulwer-Lytton:
http://www.bulwer-lytton.com/
Concurso Lytton-Lytton:
http://adamcadre.ac/lyttle.html
“El detective Bart Lasiter se encontraba en su oficina analizando la luz que entraba por una ventana, cayendo sobre su superburrito, cuando se abrió la puerta y apareció una mujer cuyo cuerpo decía “te has comido tu último burrito por ahora”, cuyo rostro decía “los ángeles sí existen”, y cuyos ojos decían que ella podía hacerte cavar tu propia tumba y lamer la pala hasta dejarla limpia”.
Sin embargo, en opinión del señor Adam Cadre los trabajos presentados al Bulwer-Lytton suelen ser demasiado extensos y farragosos. Así que, en el año 2000, Cadre creó el Concurso Lytton-Lytton, que sólo acepta originales de una extensión máxima de 25 palabras. Entre los premiados por el Lytton-Lytton desde entonces se encuentran maravillas como éstas:
“Monica had exploded, and I had a mystery, and pieces of her pancreas, on my hands”
(“Mónica había explotado, y yo tenía un misterio y pedazos de su páncreas en mis manos”)
“Dr. Metzger turned to greet his new patient, blithely unaware he would soon become a member of a secret brotherhood as old as urology itself”
(“El Dr. Metzger se dio la vuelta para recibir a su nuevo paciente, totalmente ignorante de que pronto se convertiría en miembro de una secreta hermandad tan antigua como la urología misma”)
Si deseáis consultar las frases vencedoras de años anteriores (o participar en la próxima edición), aquí tenéis los links de ambos concursos:
Concurso Bulwer-Lytton:
http://www.bulwer-lytton.com/
Concurso Lytton-Lytton:
http://adamcadre.ac/lyttle.html
mercoledì, dicembre 28, 2005
“Lenta es la luz del amanecer en los aeropuertos prohibidos”
“Una vez estaba Pepín Ramos el poeta inspirado en la taberna que llaman el Senado, sentado a la mesa tosca, haciendo su papel de poeta inspirado. Todos le respetamos mucho en sus esperas de la voz misteriosa, aunque nunca se le haya visto una página terminada. Vino un parroquiano de la taberna con la alegría lúcida de los primeros vasos, y fisgó el renglón que campeaba en la hoja:
Lenta es la luz del amanecer en los aeropuertos prohibidos.
El verso hermoso, todavía único, con que iba a arrancar el poema. El parroquiano suspiró:
-Es un buen empiece, Pepín. Pero ahora qué”.
(Antonio Pereira: Lenta es la luz del amanecer en los aeropuertos prohibidos)
Lenta es la luz del amanecer en los aeropuertos prohibidos.
El verso hermoso, todavía único, con que iba a arrancar el poema. El parroquiano suspiró:
-Es un buen empiece, Pepín. Pero ahora qué”.
(Antonio Pereira: Lenta es la luz del amanecer en los aeropuertos prohibidos)
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domenica, luglio 10, 2005
Primera frase
Anoche, mientras dormitaba viendo la tele, se me ocurrió de repente la primera frase para un cuento:
“En toda mi vida sólo he conocido a un hombre al que podría calificar de genio”
Dios mío, me dije con rabia. ¿Es que siempre tengo que escribir de mí mismo?
“En toda mi vida sólo he conocido a un hombre al que podría calificar de genio”
Dios mío, me dije con rabia. ¿Es que siempre tengo que escribir de mí mismo?
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