Biografías innecesarias (2)
2.KARL-HEINZ RUMMENIGGE
Karl-Heinz Rummenigge fue el mejor futbolista de la historia. Ni Pelé ni Maradona ni hostias: nadie como Rummenigge me hizo gozar tanto del fútbol como este señor por cuya culpa, en los Mundiales, me olvido de mis orígenes británicos y voy con Alemania (lo cual no deja de ser una cierta garantía de, como mínimo, llegar a semifinales).
Lo más grandioso de Rummenigge es que, en las citas más importantes, siempre estaba lesionado. Alemania empezaba el encuentro sin él, los rivales se adelantaban en el marcador y, casi al final, el entrenador miraba al banquillo y decía: “Tú, sal”. Y Kalle (así le llamaban) salía cojeando o en silla de ruedas y daba un pase de gol, o lo marcaba él mismo, y Alemania remontaba y se iba a la prórroga y el partido duraba media hora más y yo me retorcía de placer.
El gran momento de Rummenigge fue en 1982, en la semifinal contra Francia, el mejor partido de la historia del fútbol. Como siempre, Kalle estaba lesionado, el partido acabó 1-1 y se fue a la prórroga. Nada más empezar marcó Francia el 2-1. Fue entonces cuando el seleccionador se acordó de él y le llamó. Justo al salir al campo, Francia logró el 3-1. ¿Todo estaba perdido? ¡No! Haciendo caso omiso de sus múltiples amputaciones, Rummenigge consiguió el 3-2 y levantó el ánimo de sus compañeros, que acabaron empatando 3-3. Se fue a una agónica tanda de penaltis, en la que Kalle, por supuesto, no falló. Tras su lanzamiento (era el 4-4) y el error de Bossis, aquella bestia tremebunda que era Horts Hrubesch clasificó a Alemania para la final. Ahí Rummenigge ya casi ni podía andar y nada pudo hacer para que Italia ganara el Mundial y se iniciara la época del turismo italiano en masa por España, que aún perdura.
Cuatro años más tarde, en México 86, Rummenigge seguía lesionado pero Alemania se había vuelto a clasificar para la final. Argentina ganaba 2-0, faltaban 15 minutos y todo parecía decidido cuando Rummenigge (que jugó desde el principio, pese a que le faltaba una pierna) tomó su silla de ruedas y marcó el 2-1, lo que despertó a sus compañeros tal como lo había hecho en 1982 contra Francia. Voller empató en el 81. Que luego Argentina volviera a marcar (tenían a Maradona, que no era tan bueno como Rummenigge pero no estaba lesionado) no tiene la más mínima importancia.
Sólo he pedido tres autógrafos en mi vida. El de Rummenigge es uno de ellos. Se lo pedí no hace mucho. Estaba algo fondón, no creo que pudiera driblar ni a una columna, pero yo me emocioné mucho. Los otros dos autógrafos los pedí hace ya muchos años, uno a aquel defensa del Barça llamado Moratalla y el otro al doctor Cabeza. En ambos casos yo estaba borracho (el doctor Cabeza me parece que también).
Creo que sólo vi jugar en directo a Rummenigge una sola vez. En 1980, en el Camp Nou, en un partido benéfico. Formaba parte de una selección de estrellas mundiales (y lo eran: estaban Platini, Cruyff y él. ¡Y Arkonada!). De ese día me acuerdo que el burro del árbitro expulsó a Cruyff por protestar (¡en un partido benéfico!). He leído en la hemeroteca que a Rummenigge le sustituyó un tal Kanamoto. No recuerdo que Kalle hiciera gran cosa. Quizá es que no estaba lesionado.